Los jugadores y los entrenadores cada vez están más indefensos ante las decisiones que toman los árbitros en los partidos. Que la labor arbitral es muy complicada, lo sabemos todos, que es un colectivo poco reconocido y valorado, está claro, y la prueba la tenemos en que cada día son menos los que se lanzan a esta aventura, ya que el dinero que cobran no compensa todas las desavenencias que les produce, insultos, menosprecios…. que no ayudan para nada y que son por desgracia muy habituales en todos los campos y en función de como vaya el resultado. Decir, que en los cursos que realizan los árbitros en sus respectivas federaciones todos los años, cada vez son menos personas y las que lo hacen aprueban todas por necesidad y en muchos casos empiezan a arbitrar incluso antes de terminar el periodo lectivo (prácticas adelantadas en sedes de F-7).
Una cosa muy evidente es que cada día son más los equipos, porque las ciudades no dejan de crecer y los árbitros en muchos casos hacen jornadas intensivas, arbitrando varios partidos en un mismo día, lo que implica que el cansancio acumulado dificulte su labor y esta no la puedan desempeñar en plenas condiciones físicas y la calidad del trabajo, la toma de decisiones y los reflejos no sean los mismos en los últimos partidos que arbitran, no es por disculparles, pero es una realidad palpable. Luego esta lo más sangrante y es lo que una persona pueda interpretar en un papel, cada persona somos un mundo y muchas veces por falta de experiencia, por estar mal aconsejados…exageran en demasía los hechos. Se amparan en la ampliación del acta (cosa que en casos extremos es muy necesaria para evitar problemas mayores) pero que se esta haciendo como práctica habitual, para tranquilamente, redactar unos hechos que en algunos casos, por suerte los menos, aunque cada día se dan más, difieren mucho de la realidad sin pensar del daño que esto les puede producir.
Porque los recursos dificilmente salen favorables porque es su palabra contra la de otro, y la que siempre prevalece es la del juez del partido. La única posibilidad es que hubiera en el partido un delegado federativo o un informador de árbitros, para que se le pudiera preguntar si los hechos fueron tal y como los relata el arbitro. Pero el porcentaje de que esto suceda es tan pequeño, por no decir imposible. Concluir diciendo que debemos ayudar y apoyar a este colectivo, TODOS (jugadores, entrenadores, padres, directivos…), protestando menos, apoyandolos más, porque sino lo hacemos, esto no tiene visos de mejorar. Si todos nos concienciaramos y hiciéramos campañas para ayudarles, estoy seguro de que el arbitraje mejoraría en calidad y habría muchas más personas que arbitrarían de las que hay actualmente.
Arturo Valiente
