Carta de despedida: Manuel Martín Viveros

Hola, soy Manuel. He escrito esta carta abierta para que la lean todos mis amigos, conocidos y demás personas que forman la gran familia de la A.D. Esperanza,  porque es mi  última carta para la gente de este club, ya que a 30 de junio de 2011 se acaba mi vinculación con el mismo. Es mi carta de despedida después de siete estupendas temporadas con vosotros. Porque la vida es un ciclo contínuo formada a su vez de otros ciclos. Y el mío, en la A.D. Esperanza; ha terminado. Ha llegado el momento de dejar paso a las nuevas generaciones. Esa nueva oleada de personas preparadas con títulos superiores que las avalan y que tan sólo han de poner en práctica partiendo de una buena base como es la formación académica. Hay que dejar paso a las nuevas tecnologías y a los últimos adelantos. Quedaron ya obsoletos los campos de tierra donde yo “mamé” el fútbol, y los balones Mikasa que te destrozaban en los remates de cabeza. Esas tardes de agua y barro, de calor y polvo, de campos sin duchas; y algunos hasta sin vestuarios, pero que son los que me “forjaron” en esto del  fútbol.

A mí y a todos los de mi generación; ese “deporte de caballeros, jugado por villanos”, como decían sus  inventores ;  cuando la palabra villano significaba de villa, de pueblo. Deporte jugado por gente sencilla, trabajadora y humilde. Y mirad en lo que se ha convertido!.  Cómo cambia la vida! Pero es así y no hay más. Me marcho henchido de orgullo por haber pertenecido a este club de barrio, sencillo y humano; por haber tenido la suerte de compartir tantas tardes de fútbol con tantos jugadores y  sus familiares; con compañeros y demás personas de esta gran familia dónde me he sentido querido y apreciado por casi todos. Donde tantas horas he dedicado a enseñar lo  que sabía de fútbol. De ese fútbol donde se habla de compañerismo, de tesón, de ganas, de entusiasmo, de coraje y sobre todo, de amistad. Y también, por supuesto, de técnica, táctica y estrategias. Y donde yo he aprendido mucho más de lo que haya podido enseñar. Eso os lo puedo asegurar. Me marcho como vine:  con mi simple título de monitor de fútbol base y  con muy pocos triunfos deportivos, pero me llevo muchos amigos, más conocidos,  siete años de experiencia más  y un campus “espectacular”, como diría Alejandro, mi hermano americano. Quizá ninguno de mis “chicos” haya llegado a ser jugador de primera división, pero que la mayoría son de primera en la liga de la vida me consta que sí. Y eso sí me hace sentir que ha merecido la pena tantas horas de dedicación. Horas que le he quitado a mi familia y a la cual pido disculpas a la vez que le doy mis más sinceras gracias por permitirlo. Es hora por tanto, de dedicarles más tiempo. Y termino como empecé en la primera carta que me dejaron publicar en esta página web. Acabo dando las gracias a todos por todo y pidiendo disculpas a aquellos que no me hayan entendido o yo a ellos. Y mi especial agradecimiento a D. Vicente García; presidente de la A.D.Esperanza,  que desde un principio abogó por mí y me dió la oportunidad de pertenecer a este club. Supongo que habrá en algún lugar otros equipos de barrio, simples y humildes;  que aún quieran contar con los servicios de un viejo educador al que solo le avalan un sencillo título de monitor y veintinueve años de “fútbolcalle”.  Y aunque esto es el adiós, quiero que sepáis que os llevaré en mi memoria mientras me dure, y en mi corazón; por siempre. GRACIAS  de todo corazón y os deseo que la vida os de salud. Porque teniendo salud, todo lo demás son simples regalos. Y os pido una última cosa porque creo, y perdonad mi arrogancia; que puedo pedírosla: si os acordáis de mí hacedlo por los momentos buenos, que han sido muchos. Si no, simplemente;  olvidadme. Hasta siempre. MANUEL.